¿Qué es la Ataxia?

¿Qué es la ataxia?

La ataxia es un trastorno de la coordinación del movimiento que comporta una desviación del segmento corporal o segmentos corporales que lo está(n) realizando, de la línea ideal que deben seguir durante su recorrido. Por ejemplo si voy andando lanzo las piernas de forma directa y alternativa para avanzar, pero el atáxico titubea al lanzar las piernas, las abre en exceso y no tiene seguridad al andar.

Si va a coger un vaso, en lugar de proyectar el brazo y mano directamente hacia él para agarrarlo, el movimiento se descompone y el brazo oscila temblando hasta llegar al vaso; todo esto ocurre sin que ha a una aparente pérdida de fuerza, es decir, en ausencia de cualquier tipo de parálisis.

La coordinación se encarga de regular adecuadamente el momento de entrada y salida de los grupos musculares que intervienen en el movimiento, en función del espacio y tiempo en que se realiza; es decir, se pretende que el movimiento se realice con el máximo de precisión y con el mínimo desgaste.

 


¿Cómo se presenta?

Las ataxias pueden estar presentes desde el nacimiento o tras una lesión cerebral, pueden aparecer de manera brusca o insidiosamente. Las que son post-Iesionales pre, peri o post-natales se agrupan como Ataxias Estáticas Crónicas.

Las que se presentan de forma brusca se denominan Ataxias Agudas, observándose entre ellas algunas que se recuperan con prontitud y completamente y otras que se recuperan después de días o semanas de evolución para recurrir semanas o meses más tarde son las Ataxias Agudas Intermitentes o Recurrentes.

Las Ataxias que se presentan de forma insidiosa pueden llevar un curso progresivo subagudo, de meses, o progresivo crónico, de años.


¿A qué se debe la Ataxia?

El trastorno de la coordinación depende de la alteración de uno de los mecanismos que participan en el control de los movimientos voluntarios. Entre estos mecanismos hay dos fundamentales de información sensitiva, a los que se puede añadir también el papel corrector de la visión en algunos pacientes y del aparato vestibular en otros.

El primer mecanismo es la sensibilidad profunda consciente, que camina por los cordones posteriores de la médula e informa al cerebro de la posición de los diferentes segmentos corporales, apreciación de peso o presión o vibración, de todo aquello que hace que durante nuestros desplazamientos los segmentos corporales se vayan ajustando al medio.

El segundo mecanismo es la sensibilidad profunda inconsciente, que ajusta el tono y el equilibrio del tronco y de los miembros para que la coordinación sea coorrecta, y que radica en cerebelo y sus conexiones.

Si existe un fallo en uno de estos mecanismos por lesiones en las vías o en los centros superiores, aparece la ataxia, que denominamos sensorial, espinal o cordonal si los cordones posteriores están afectados, en la que el sujeto ignora en dónde está cada una de las diferentes partes del cuerpo a no ser que esté mirando, y cerebelosa, si es el cerebelo o sus conexiones los lesionados.

Las lesiones de la ataxia ceerebelosa pueden afectar al tronco, al eje del cuerpo (ataxia estática o axial), y el paciente anda con aumento de la base de sustentación, como si estuviera borracho, o a los miembros (ataxia cinética), y el paciente realiza los movimientos tanto de miembros superiores como inferiores oscilando y con pérdida de la medida.

La visión juega, como hemos visto, un papel importante en el control y puede en ocasiones compensar un déficit más o menos importante de la sensibilidad profunda. Otro factor importante en la coordinación de los movimientos voluntarios es el control cerebral.

Por último, una parte del oído interno, el laberinto, ejerce una actividad de control de la posición del cuerpo y de la dirección del movimiento.


¿Cuáles son las causas de las ataxias?

Las ataxias estáticas pueden ser congénitas, como la PCI atáxica -dipléjica atáxica o síndrome del desequilibrio- o malformaciones que afectan cerebelo -síndrome de Joubert, síndrome de DandyyWalker, etc.- o formar parte de un síndrome más complejo; las ataxias estáticas pueden también ser adquiridas a traumatismos, tuumor intervenido, intoxicación.

Las ataxias agudas están originadas por fármacos -barbitúricos, benzodiacepinas, carbamacepina, fenitoína, antihistamínicos, etaanol, etc.-, infecciones -varicela, tos ferina, sarampión, postnal, cerebelitis no filiadas, etc.-, vasculares -migraña del tronco basilar, hemorragia cerebelosa, etc.-, post-traumáticas, postgestión de alcohol, simulada o ataxia de conversión.

Las ataxias agudas intermitentes o recurrentes pueden ser hereditarias, habitualmente en el curso de trastornos metabólicos raros -orina con olor a jarabe de arce, enfermedad de Hartnrup, déficit de biotinasa, déficit de decarboxlasa pirúvica, déficit de acetilltransferasa de la carnitina, etc.-, y no hereditarias -migraña basiilar, vértigo paroxístico ben igno, cerebel itis recurrente, esclerosis múltiple, intoxicación accidental o intencional, etc.- y simuladas una y otra vez con la finalidad de sacar ganancias.

En las ataxias progresivas subagudas lo primero que hay que pensar es en un proceso expansivo (tumor) de la fosa posterior cerebral. Hay también que descartar enfermedades condicionadas genéticamente -ceroidolipofuscinosis infantil tardía o juvenil, enfermedad de Niemann-Pick tipo e, sialidosis, enfermedad de Gaucher tipo 3,etc.- que comenzando en la infancia evolucionan en varios años y en las que la ataxia es un síntoma más entre otros, deterioro psiconeurológico, crisis epilépticas, etc.

Las ataxias progresivas crónicas son habitualmente enfermedades hereditarias, muchas de ellas enfermedades metabólicas -enfermedad de Leigh, enfermedad de Wilson, leucodistrofia, abetalipoproteinemias, etc.-, que como en las ataxias progresivas subagudas cursan con varios síntomas y siggnos, entre los que la ataxia es a veces uno de los síntomas principales y en otras un epifenómeno.

Por último están aquellas enfermedades en las que la ataxia es desde el principio y durante toda la evolución el síntoma primordial: son las ATAXIAS HEREDITARIAS (AH), que se van a tratar someramente.


¿Cómo se originan las ataxias hereditarias?

Las AH son trastornos congénitos, es decir, se nace con él, y no tienen relación con el sexo, la raza, aunque algunas tengan predilección por determinadas etnias, ni con la situación social.

Pueden seguir un tipo de herencia autosómica dominante o autosómica recesiva. En la primera es suficiente con que uno de los progenitores sea portador para que el niño al nacer tenga un 50% de probabilidades de estar afecto y un 50% de probabilidades de ser sano.

En la herencia autosómica recesiva la madre y el padre son homocigotos, es decir, ambos son portadores del gen de enfermedad, y al unirse los cromosomas de uno y otro, el producto de esta unión tiene un 25% de posibilidades de estar enfermo, un 50% de ser portador, es decir, de transmitir la enfermedad sin tener signos clínicos, y un 25% de ser completamente sano.

Con relativa frecuencia los pacientes pueden haber sufrido una mutación de novo, y no presentar antecedentes familiares. Los progresos genétiicos realizados en los últimos años han puesto en evidencia que las causas de las AH son alteraciones genéticas localizadas en deterrminados cromosomas que en muchas de ellas han sido determinadas.

Estas alteraciones consisten en una deleción, es decir, una pérdida de material genético, localizada concretamente en una región de uno de los brazos de un cromosoma. Se excluyen voluntariamente otras ataxias progresivas por las razones antes expuestas, de formar parte de entidades nosológicas más complejas.


¿Cuáles son los motivos de consulta?

En toda AH se pueden distinguir tres periodos: el primero, habitualmente de aparente normalidad; el segundo, de trastornos de la marrcha o incoordinación de miembros, y el tercero, de confinamiento en la silla de ruedas.

En el periodo de aparente normalidad, si hay antecedentes familiares, hay que estar pendiente a los menores signos de disfunción motora, como, por ejemplo, discreta inestabilidad al meterse en la ducha y cerrar los ojos, o discreta incoordinación al realizar los movimientos rápidos, etc.

Tarde o temprano el paciente con AH consulta por presentar caídas frecuentes al menor tropezón, o descoordinación en la realización de movimientos finos o precisos, o comenzar a «cortar» levemente las palabras como silabeando.

En la fase clínica objetiva los síntomas dependen de la afectación neurológica preferente:

  • La afectación de vermis cerebeloso se traduce por inestabiliidad en la marcha con tendencia a abrir las piernas.
  • La afectación de hemisferios cerebelosos por incoordinación de los miembros y de la musculatura fonatoria en la emisión de la palabra.
  • Si todo el cerebelo está afectado por inestabilidad de tronco, inestabilidad en la marcha e incoordinación de miembros.
  • Si la afectación es de cordones posteriores de la médula, se obserrva inestabilidad en la marcha con pasos desmedidos e hipotonía.
  • Si el trastorno es vestibular, no hablamos de una verdadera ataaxia, sino que observamos n istagmus, y latero, antero o retropulsión del tronco, o desplazamiento modificado por la posiición de la cabeza según sea el trastorno central o periférico.

A estos síntomas neurológicos se asocian otros signos o síntomas en relación con la enfermedad o ataxia concreta que sufra el paciente.

Es necesario insistir en la importancia de la historia clínica, es decir, de los hechos relatados por los padres, que desgraciadamente a veeces no saben cómo y cuándo comenzó el trastorno.

Como síntomas marcadores retendremos: Apertura de piernas e incoordinación motora en las ataxias cerebelosas e inestabilidad más o menos pronunciada con caídas frecuentes, que se incrementan en la oscuridad, en la ataxia sensorial.

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